Montones de cosas: Una reflexión sobre el consumismo (Parte 1 de 2)

14/04/2025| IslamWeb

Fui directamente a mi habitación después de regresar de la yanaza (oración fúnebre) de mi tío. Él murió de leucemia y acababa de regresar de la Umra pocas semanas antes de su muerte. Al entrar a mi habitación, la idea de que él estaba siendo puesto bajo el suelo mientras los hombres lo cubrían con tierra, fue muy dura. Pensé en cuánto había ayudado a los demás siempre que podía, ya fuera física o financieramente. Pensé en cómo llevaba a mi madre todos los días durante casi una hora para que tomara su clase de Corán en otra ciudad, porque a ella le daba miedo conducir una distancia tan larga por la noche. Él la llevaba en su brillante hatchback azul de 1995, a pesar de que tenía la capacidad de comprarse un auto más nuevo, porque creía que eso era un desperdicio de dinero. Pensé en su pequeño apartamento y sus pertenencias, y en quién ordenaría sus cosas. Entonces comencé a mirar mi habitación: libros aquí, ropas allá, discos compactos por ese lado y paquetes por el otro.
No pude contener las lágrimas.
Finalmente comprendí la Sura At-Takazur:
أَلْهَاكُمُ التَّكَاثُرُ
{El afán de tener más y más los domina,
حَتَّىٰ زُرْتُمُ الْمَقَابِر
hasta que la muerte los sorprenda y entren en la tumba}
Esto fue hace casi cuatro años. No me di cuenta cuántas cosas inútiles tenía hasta que un ser querido pasó a la otra vida y dejó atrás todas sus pertenencias. Pensé en mis pertenencias inútiles y en quién las revisaría después de mi muerte.
Vivimos en un mundo de consumo. Somos consumidos por el consumismo (comprando continuamente), hasta el punto en que nos quedamos sin espacio en nuestras casas para todo lo que compramos. Nos quedamos paralizados cuando vemos en una tienda el aviso de “¡VENTA DE LOCURA!”. No podemos evitar hacer largas filas en el frío para obtener ese modelo nuevo, diciéndonos que no nos pueden ver con el mismo del año pasado. Pasamos nuestras tarjetas una y otra vez hasta que se agota el crédito. Competimos con nuestros amigos y familiares para ver quién compra primero el producto más brillante y a la moda.
¿Por qué? Por cosas.
El Profeta, la paz y las bendiciones de Al-lah sean con él, dijo: “¡Está arruinado el esclavo del dinar, el dirham y la ropa elegante de terciopelo y de seda! Si la obtiene, está contento, y si no la obtiene, está disgustado” (Bujari). ¿Qué es un esclavo? Es alguien que está sometido a su amo. Debe responder a su amo cuando lo llama y pasa su tiempo sirviéndole. Del mismo modo, el esclavo del dinero continuamente está pensando en el dinero. Piensa en formas de obtener más de él mientras gasta y gasta. El esclavo del dinero siempre quiere más y no puede soportar no recibirlo. El dinero dirige su vida y es su prioridad número uno. El Profeta, la paz y las bendiciones de Al-lah sean con él, dijo que esa persona está arruinada porque nunca será capaz de estar agradecida por lo que tiene. Al-lah dice:
وَكَانَ الْإِنسَانُ كَفُورًا
{¡El ser humano es ingrato!} [Corán 17:67]
Este ciclo de consumismo nos ha convertido en esclavos del dólar, cuando deberíamos ser esclavos únicamente de Al-lah (el Altísimo), pues nuestra servidumbre Le pertenece solo a Él. Esta vida mundana no está hecha para que llenemos de cosas nuestros hogares, sino que debemos usarla para acercarnos a Al-lah y no dejar que nada nos distraiga de Él. Así como un esclavo está exhausto por su trabajo, nuestro consumismo constante nos agota. Estamos consumidos por el consumismo. Estamos cansados. Incluso si no gastamos continuamente, aún poseemos muchas cosas, la mayoría de las cuales ni siquiera recordamos haber comprado. Montones y montones de cosas simplemente almacenadas.
Al-lah Todopoderoso nos recuerda en el Corán:
إِنَّمَا هَذِهِ الْحَيَاةُ الدُّنْيَا مَتَاعٌ وَإِنَّ الْآخِرَةَ هِيَ دَارُ الْقَرَارِ
{En esta vida mundanal hay solo placeres temporales, mientras que la otra vida es la morada de la eternidad} [Corán 40:39]
Estas posesiones que atesoramos pueden ser nuestra red de seguridad y un motivo de orgullo en la vida, pero la realidad viene después de que morimos. Esas cosas por las que hemos trabajado tan duro, para las que hemos ahorrado nuestros salarios y hemos hecho largas filas, no nos pertenecen en realidad. No pueden hacernos compañía en nuestras tumbas, sino que serán tomadas por otras personas. El Profeta, la paz y las bendiciones de Al-lah sean con él, dijo: “Tres cosas siguen a una persona muerta, dos de las cuales regresarán y una se mantendrá con ella. Su familia, sus propiedades y sus obras la seguirán, pero su familia y sus propiedades regresarán, mientras que sus obras se mantendrán con ella” (Bujari)
Nos resulta difícil liberarnos de los grilletes del dinero, porque es la naturaleza humana querer siempre más. El Profeta, la paz y las bendiciones de Al-lah sean con él, nos dijo: “Si el hijo de Adán tiene una cantidad de dinero similar a un valle, entonces querrá otro valle igual, pues nada satisface al hijo de Adán excepto el polvo” (Bujari).
Continúa en la parte 2. 

www.islamweb.net